miércoles, 25 de septiembre de 2013

Poeta Chileno surrealista, uno de los más influyentes del siglo XX y ya del siglo XXI. Pablo Neruda ha tenido una influencia incalculable para los poetas de habla hispana ya que su reputación internacional ha sido gigantesca. Nacido En Chile en la ciudad de Parral el 12 de julio de 1904, hijo de un  ferroviario, su madre pierde la vida al mes de haber nacido. Comenzó sus escritos poéticos cuando era un niño, el seudónimo de Pablo Neruda lo utilizo a la edad de 16 años por el poeta Checo Jan Neruda. En 1920 ingresó en el Instituto Pedagógico de Santiago, pero no concluyó los estudios. En 1927 fue designado cónsul por su país en Birmania. Luego vivió en Madrid el período de la Guerra Civil, en que fue partidario de los Republicanos. También ejerció la tarea consular en México, donde obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1945 y en Chile ejerció la Presidencia de la Sociedad Chilena de Escritores en 1958. Gabriela Mistral lo influenció en conocer a los novelistas rusos, que el poeta admiró toda su vida.
Algunos de los premios de neruda. Ganó el Premio nobel de Literatura en 1971 otorgado por la Academia sueca.  Al cumplir 60 años, en 1964, escribe otra de sus obras cumbres: los cinco volúmenes del "Memorial de Isla Negra".  1945 Premio Nacional de Literatura

jueves, 19 de septiembre de 2013

poema de neruda


Mi primer poema, de Pablo Neruda.

Ahora voy a contarles alguna historia de pájaros. En el lago Budi perseguían a los cisnes con ferocidad. Se acercaban a ellos sigilosamente en los botes y luego rápido, rápido remaban... Los cisnes, como los albatros, emprenden difícilmente el vuelo, deben correr patinando sobre el agua. Levantan con dificultad sus grandes alas. Los alcanzaban y a garrotazos terminaban con ellos.
Me trajeron un cisne medio muerto. Era una de esas maravillosas aves que no he vuelto a ver en el mundo, el cisne cuello negro.
Una nave de nieve con el esbelto cuello como metido en una estrecha media de seda negra. El pico anaranjado y los ojos rojos.
Esto fue cerca del mar, en Puerto Saavedra, Imperial del Sur.
Me lo entregaron casi muerto. Bañé sus heridas y le empujé pedacitos de pan y de pescado a la garganta. Todo lo devolvía. Sin embargo, fue reponiéndose de sus lastimaduras, comenzó a comprender que yo era su amigo. Y yo comencé a comprender que la nostalgia lo mataba. Entonces, cargando el pesado pájaro en mis brazos por las calles, lo llevaba al río. El nadaba un poco, cerca de mí. Yo quería que pescara y le indicaba las piedrecitas del fondo, las arenas por donde se deslizaban los plateados peces de sur. Pero él miraba con ojos tristes la distancia.
Así cada día, por más de veinte, lo llevé al río y lo traje a mi casa. El cisne era casi tan grande como yo. Una tarde estuvo más ensimismado, nadó cerca de mí, pero no se distrajo con las musarañas con que yo quería enseñarle de nuevo a pescar. Se estuvo muy quieto y lo tomé de nuevo en brazos para llevármelo a casa. Entonces, cuando lo tenía a la altura de mi pecho, sentí que se desenrollaba una cinta, algo como un brazo negro me rozaba la cara. Era su largo y ondulante cuello que caía. Así aprendí que los cisnes no cantan cuando mueren.